martes, 31 de mayo de 2016

                                



                                                   Capitulo II


              Que mejor forma de pasar desapercibido que haciendo lo que el resto de los mortales, hacer deporte, vamos correr.
               Lo que el ser humano lleva haciendo toda su vida, delante de las alimañas, detrás del enemigo, en el trabajo y ahora también por placer.
               Y hay estoy con mis pantalones estrechos y mi camiseta de tirillas, voy dando la nota lo sé, la gente se me queda mirando, con mi tira elástica blanca alrededor de mi cabeza, que ya calza una calva incipiente. Todos miran, algunos me saludan, son los clásicos, los de todos los días, pero lo normal es siempre lo anormal.
               Desde que me traslade a la City desde mi Liverpool natal solo había conocido a dos personas, a mi casero y a Hellen, la cual era una soñadora, a la que al verme se la iluminaba la cara, era mi tapadera y en algún momento me vería en la tesitud de hacerla daño.
               Gracias al anuncio de marras había conseguido un trabajo de representante de dicha marca deportiva a nivel mundial.
               Continuamente disertábamos de nuestro futuro, ella pensaba hasta en hijos, yo padre, que locura, la conversación siempre terminaba  igual "mañana salgo de viaje de negocios, te llamare a mi vuelta".
               Mis viajes, últimamente me habían llevado a Barcelona, allí se estaba cociendo 
algo sumamente importante como para que la CIA, la KGB y el MI5 estuvieran interesados y los que a mi me pagaban querían saber el ¿por que?; el ¿como? y el ¿cuando?.
               Viajaba en clase turista, mi sueldo no daba para más, pero al llegar al aeropuerto del Prat, nada más pasar los controles, me introduje en los aseos, abrí mi maletín y saque unas gafas oscuras y un bastón articulado, que gran interprete había perdido el teatro, mi papel estaba en marcha y como un ciego me acerque, no sin ayuda de un  buen samaritano, que en el breve trayecto desde los aseos hasta la parada de taxis me contó su ajetreada vida, que si se llamaba Luis, que si era Agente forestal, que si estaba de vacaciones, vamos que no me enseñó una foto de su señora por las circunstancias de mi ceguera, que si no, pero Luis era una persona educada, me dejo el el primer taxi situado en la fila y se despidió con un "que disfrute de la visita y de sus vistas".
                 ¡Al hotel Husar!
                 Treinta minutos después llegaba a la entrada del hotel y Daniel el portero, siempre de punta en blanco, como le quedaba el uniforme, me saludo con su chanza de siempre, que mi Betis no ganara la Champions está temporada y yo, como siempre le conteste que su Utiel tampoco, todo ello coreado con unas sonoras carcajadas que eran oídas por mi amigo Goyo, que estaba en su puesto de trabajo, para él era el puesto más importante, era el UJIER, y sin el saberlo era mi confidente.
                Todos los ujieres del mundo eran como las porteras,  y si además llevaba 30 años en el oficio sabían, oían y hablaban de todo después de unos cuantos chupitos, siempre fuera de servicio, para él eran rumores y creía que hacia pasar un buen rato a un ciego, para mí, información. "Que si la baronesa se había liado con un actor de culebrones venezolano de nombre Nicolas, que su marido se había escandalizado, lo había rentabilizado pasando por las diversas cadenas de televisión", es lo que tenía el ser consorte se río Goyo, normalmente íbamos a la plaza de Canaletas a la cafetería Ferrando, pero un incendio provocado había acabado con victimas entre clientes y empleados, fué una noticia a nivel internacional, ya que una de las víctimas era un newyorkino dirigente de un grupo antisistema muy de moda últimamente, sus iniciales eran A.V.J.
                 A través de mis gafas vi que estabamos en la plaza de Cataluña, en una cafetería del siglo XIX, al terminar el café solicite a mi cicerone que me pidiera un taxi, ya que el día había sido largo y necesitaba descansar, nos despedimos hasta el lunes ya que ese fín de semana libraba.

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