EL SILENCIO DE LA NOCHE

En el silencio de la noche todo se hace más intenso, el aire es más denso, se oye el miedo, los pensamientos recorren nuestra columna vertebral con rápidas descargas, que hacen que nuestro cuerpo se estremezca y el vello se nos erice y, después de eso, como casi siempre está la oscuridad...
 Esto seria el comienzo de una mala novela, pero no, esto ya no existe, el silencio de la noche, como tal pasó a mejor vida, a las del ¡Serenoooo!, y aparecía con su gabán, su garrota y ese mazo de llaves que abrían todos los portales de la barriada, ya fuera verano o invierno; yo tenía un vecino que era sereno, que vida, solo en el silencio de la  noche; pero volvamos al tema que nos concierne, como decía el silencio de la noche ya no existe, el tráfico nocturno es casi tan abundante como el diurno, ¿que pasa? ¿que nadie duerme?, porque actualmente como sabemos trabajo poco. Si por haber hay paseantes nocturnos o noctámbulos, unos sobrios, otros ebrios, perros paseadores de dueños, dueños que pasean a sus perros, cicloturistas por el carril bici, cicloturistas por los carriles que no son de bici con esas nuevas lucecitas llamadas leds, que parecen verbenas ambulantes, individuos haciendo footing, vamos, corriendo no se donde; luego están los vehículos oficiales (buhos, ambulancias, bomberos, policía nacional, policía municipal -de estos pocos, duermen más-, los servicios de limpieza) y los no oficiales (los recogedores de cartón, de materiales de reciclaje, los que salen de los lugares de ocio lícito e ilícito, pues de todo hay en la viña del Señor, el tonto el haba que saca a pasear el coche acompañado de la señorita en cuestión, vamos el clásico toca-pelotas del cláxon, y sobre todo el gilipollas de la moto), por eso me reitero en mi pensamiento el silencio de la noche ya no existe o sí, eso lo dejo a vuestra elección, yo vivo en una vivienda interior que no da a la calle y que tiene un gran patio, a mi lo que me molestan normalmente son los gatos en celo con sus correrías y sus gemidos gatunos, el grillo cabrón en las noches de verano calurosas, y sobre todo los vecinos de arriba, es un piso patera de gente sudamericana-porculera, ellas no se quitan los tacones ni en el tálamo y ellos con sus borracheras, es alucinante.
 Lo dicho el silencio de la noche no existe...



 La melancolía echa arte 

La necia tonta

      Ya lo consiguió, la Mari-Puri, no sabe de civismo, ella, que durante un montón de años nos ha estado jodiendo, diciendo muchas veces que pecábamos de incivísmo, ella, que tres días antes publicaba en un periódico de tirada nacional una columna en la que decía que a la policía había que tenerla respeto, ella, que acostumbrada a coche oficial, se pasaba las normas de circulación por debajo del pavo, ella, que con su discurso trasnochado nos hacía ser culpables de los problemas de toda índole, pues ella, la muy necia, resulta que deja aparcado su coche en el carril bús, pecado de civismo además de mentir, pues según lo que dijo en la publicación mintió; además tonta, pues a cada hijo de vecino que nos han parado o multado cualquier agente de la autoridad, esta se cerciona y ratifica la sanción al vehículo y al conductor, tardando el tiempo que el agente o los agentes de la autoridad necesiten; si tenias prisa te jodes como todos, te callas y esperas, y por último, DELINCUENTE, ya que huiste de la autoridad, con lo que eso conlleva a cualquier ciudadano espero que el peso de la ley caiga sobre USTED, y lo dicho, los agentes no se ponen nerviosos al multar a las Mari-Puri, seguro que hasta están hasta los Wevos de usted.
        En resumen, usted es una necia por creerse por encima de los ciudadanos a los que en ese momento representaba ese agente de movilidad.
        En resumen, usted es tonta por creerse que por ser una persona pública está por encima de cualuier ciudadano, por lo que la aconsejo se retira de la misma vida pública y deje paso a sangre nueva.
        En resumen, usted es una delincuente, ya que se dio a la fuga, por lo cual esperó que el juez, si lo hubiera, tenga eso en cuenta.


La melancolía echa arte.